
Célebre por su imagen de cabeza rapada y ojos azul claro, dirigido por última vez en 2005, poco después de recibir la noticia de que no podría participar del Mundial de Alemania.
Con 47 años, había llegado a la edad límite de los árbitros internacionales, y ese fue motivo suficiente para quedar relegado, pese a que fuera elegido como el mejor de todos durante seis temporadas y de haber dirigido los compromisos de mayor peso.
Nacido en Viareggio (Italia) y formado como consultor financiero en la Universidad de Bolonia, tiene en su currículum cuatro históricas finales: la de los Juegos Olímpicos de Atlanta (1996), la del Mundial de Francia (1998), la de la Eurocopa de Bélgica y Holanda (2000) y la del Mundial de Corea y Japón (2002).
Collina inició su carrera arbitral en 1977 y en 1995 llegó su promoción a la categoría internacional del arbitraje.
Su primer partido entre selecciones lo dirigió en 1996, entre las de Alemania y Armenia y desde entonces arbitró grandes eventos, como la final de la Liga de Campeones de 1999, entre el Bayern Munich y el Manchester United, y la de la Copa de la UEFA de 2004, entre el Valencia y el Olympique de Marsella.
Fue uno de los que más instaló el protagonismo de los hombres de negro en el espectáculo deportivo, a punto tal que llevó en sus prendas la marca que identificaba a uno de los clubes italianos, motivo suficiente como para que se armara un escándalo histórico. Ese hecho precipitó su retiro definitivo.
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